Asimismo, y de manera igual de relevante, desde 1773, año en que compró una chacra a orillas del arroyo Miguelete (otros tiempos del Miguelete...), se dedicó a la agricultura observando, anotando y enseñando cuanto tuvo a su alcance de esta materia. Tenía una verdadera estación experimental, fue un erudito.
Durante el Sitio de Montevideo de 1811, se retiró a vivir a su chacra y, tal como cuenta en el prólogo de sus “Observaciones sobre la Agricultura”, allí recibe el primer “oficio” - hoy diríamos carta -, del Gobierno Económico instalado en la Villa de Guadalupe de Canelones - hoy Canelones capital - solicitándole que recopile sus escritos sobre agricultura para promover la instrucción de los agricultores.
Voy a transcribir los dos primeros párrafos del Prólogo del Autor de la publicación que mandara hacer el gobierno de Oribe en el año de 1848 (la publicación es póstuma), porque históricamente es muy interesante.
“Prólogo del autor
Iban ya corriendo ocho meses, en que sepultado yo en el último rincón de mi chácara, sin trato y sin comunicación alguna, no hacía otra cosa que llorar la desgraciada suerte de todos los habitantes honrados de esta campaña, y condolerme de las necesidades y apuros de mi amada patria; cuando recibí el primer oficio del gobierno económico de la provincia, que tenía su asiento en la villa de Guadalupe de Canelones, el que copio a la letra, y copiaré también el segundo y sus respectivas contestaciones; porque ellas y los oficios son la prueba clara de la causa impulsiva que tuve para ordenar por escrito las observaciones que en el espacio de cuarenta años había podido hacer sobre, la agricultura.
El primer oficio dice así – “Teniendo noticia el gobierno económico de la provincia que Ud. en algunos vacíos de tiempo se daba a la meditación de la agricultura, y algunas veces escribía sus resultados en apuntamientos sueltos, para que no se fuesen de la memoria, se interesa con Ud. para que se sirva remitírselos por lo mucho que pueden servir al fomento de aquélla, y alivio de los que de nuevo se empleen en tan laudable ejercicio, poniendo en algún método estas materias, a menor que Ud. por hacer este servicio más a la patria quiera encargarse de ello, en lo que recibirá completa satisfacción este gobierno. – Dios guarde a Ud. muchos años. Villa de Guadalupe. Junio 3 de 1813. – Vicepresidente en turno Bruno Méndez – Señor Doctor don José Manuel Pérez." ”
El lenguaje que emplea Pérez Castellanos es llano, explicativo, casi ingenuo. Es clarísimo que lo escribe pensando en los “hortelanos” y “labradores” que constituyen el lector destinatario de la recopilación de experiencia y apuntes que está realizando.
La publicación sobre sus Observaciones se hace en dos tomos.
En el Tomo I encontramos la referencia a las Uvas, tanto a las de parra de consumo, como a aquéllas aptas o mejores para la producción de vino.
No había tanta variedad en cepas: no eran más de “doce las especies entre sí que tengan notable diferencia”, según el autor. Le costó que prosperaran “las moscateles”, que se infectaban con una “viruela negra”. Esas plantas prosperaron en otro lugar, de lo que dedujo que se había equivocado en el lugar de plantación...
Pérez Castellano no cultivó viñas, no pensaba en la elaboración de vino. No obstante, enseñó su opinión respecto del mejor lugar donde plantar viñas. “Yo no tengo experiencia de viñas; porque nunca las he cultivado; pero si hubiera de poner alguna, la pondría en lugar alto con preferencia al bajo para libertarla no sólo de los hielos, que cargan más en los bajos que en los altos; sino también de las nieblas y de los gruesos rocíos; porque la demasiada humedad es la que por lo común impide aquí que las uvas lleguen a buena sazón. En el Miguelete hay muchos lugares a propósito para ellas, y mucho mejores los hay en otros parajes de esta campaña, particularmente en las cuestas de los cerros o colinas altas, que tengan aspecto al sol. Yo pondría las cepas en líneas rectas de oriente, a poniente, dándoles por lo menos la distancia dé dos varas a las cepas de una misma línea, y por lo menos la de tres a las líneas unas de otras, a fin de que el sol de mediodía las bañase a todas bien, y que dos hombres pudiesen andar cómodamente por las calles que formasen las líneas no sólo para podarlas, componerlas y limpiarlas; sino también para recoger el fruto.”
Para complementar los temas en los cuales no tenía experiencia directa, a su entender, solicitó a su amigo el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga que le enviara de Buenos Aires (en los tiempos de escribir la recopilación Larrañaga estaba allí dirigiendo una biblioteca) algún libro u otro material específico. Lo que consiguió Pérez Castellano fue nada menos que uno de los mejores Tratados de su tiempo en la materia, la obra de Rozier (1734 - 1793) llamada “Cours complet d'agriculture théorique, pratique, économique, et de médecine rurale et vétérinaire, suivi d'une Méthode pour étudier l'agriculture par principes, ou Dictionnaire universel d'agriculture, par une société d'agriculteurs, et rédigé par M. l'abbé Rozie”, publicado del 1781 al 1800. Lo analizó en un texto traducido al español por Juan Alvarez Guerra (1771 – 1845). ¡Álvarez Guerra se tradujo los 16 tomos – 400 páginitas promedio cada uno -, ayudado por su hermano José! Le llevó la traducción de 1793 a 1803, lo que lo convirtió en tremendo experto en la materia, siendo de formación original abogado.
Bueno, en sí, nos importa cómo maneja esa información Pérez Castellano.
En el Tomo II, dedica varios numerales a la Vid y al Vino.
Lo que dice Pérez Castellano sobre el vino en el tomo II es, casi todo, siguiendo las enseñanzas de Rozier. Con opiniones personales, agregando deducciones y alguna experiencia. Pero básicamente es de Rozier. Y lo más interesante es que respeta al detalle el rigor de las citas: pone tomo, páginas, expresiones de Rozier, con rigor académico. Como un científico serio debe hacer. Y con el mismo lenguaje ameno y educador del tomo I.
Te dejo en “embed code” las páginas que hacen referencia a estos temas, abajo. Lo mejor que podés hacer es leerlo directamente.
No quiero dejar de recordar que a su muerte, Pérez Castellano deja su patrimonio (libros, inmuebles, rentas) como legado destinado a la creación de una biblioteca pública. Nace así la Biblioteca Nacional, bajo impulso de su contemporáneo y también sacerdote Dámaso Antonio Larrañaga. ¡Agradecidos los Orientales!
LINKS, todos ellos consultados el 23 de setiembre de 2016
Tomo I:
http://www.artigas.org.uy/bibliotecas/cu/131.%20Seleccion%20de%20escritos/Libro.pdf
http://webs.chasque.net/~rapaluy1/publicaciones/Observaciones_sobre_Agricultura_Tomo_I.pdf
Tomo II
http://webs.chasque.net/~rapaluy1/publicaciones/Observaciones_sobre_Agricultura_Tomo_II.pdf
http://www.artigas.org.uy/bibliotecas/cu/132.%20Seleccion%20de%20escritos/Libro.pdf
La obra original de Rozier la podés encontrar en Gallica (de la Biblioteca Nacional de Francia). Te dejo un LINK para que hagas el seguimiento:
http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k491932
Nota: la imagen de Pérez Castellano que encabeza este post, es de Wikipedia.
Acá va LINK de la recopilación: http://issuu.com/beatrizbugallomontano/docs/p__rez_castellanos_sobre_agricultur/1
Acá te dejo el texto, tal como lo armé:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario