lunes, 13 de junio de 2016

"El vino enamorado"

"He muerto, amor, y muerto me reencarné en tu vino.
Bebéte vos mi cuerpo, renaceré en tu aorta.
Qué sobrehumanamente, por Dios, ya muerto y vivo
te esperará mi espectro caliente en cada copa.
Regreso de la nada trajeado de racimos,
tangueando entre los duendes de la bodega absorta,
allí donde los dioses lo encurdan al destino
y aprendo a ser tu vino, de pie sobre tu boca.
No me llorés, no ves que voy contigo,
varón de alcohol disuelto tras tu piel,
fiebre en tus éxtasis y mismo en tus desvelos,
no llorés, que así te quiero
como nadie quiso antes.
No me llorés, bebéme!, soy tu vino
y con mi cuerpo innumerable te amaré,
pájaro líquido en la cumbre de tu carne,
ya somos uno, mi amor, besáme.
De vino soy, de vino fanático de vida,
revivo por la hermosa catástrofe de amarte,
ya muerto y muerto te amo chorreando amor, querida,
qué escándalo de labios que voy a provocarte.
Nos barajó el misterio, la dicha que no había
de fermentarme entero y ser tu mar de amantes,
desciendo a tus aljibes incógnitos de mina
y embriago, una por una, las bocas de tu sangre.
Ay, amor,
renazco en vino enamorado
y, alma mía, te emborracho
de alegría."



Peculiar... un estilo...
Horacio Ferrer, 2 de junio de 1933, Montevideo - 21 de diciembre de 2014, Buenos Aires
"El vino enamorado"

Foto de Wikipedia.


















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